Filosofía y diseño

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Filosofía y diseño pueden parecer términos sin ninguna relación entre ellos pero la realidad es que necesitamos que ambas disciplinas caminen juntas en una época donde prima el consumo y el éxito personal por encima de todo, sin importar hacia donde nos lleve.

De hecho, la filosofía debería considerarse, a mi juicio, como una disciplina que debemos desarrollar personalmente a lo largo de nuestra vida, frente al impulso inmediato. Sin filosofía el diseño corre el peligro de caer en un sin sentido, en un propósito puramente consumista.

filosofía y diseño

¿Cómo nos puede ayudar la filosofía en el diseño?

La filosofía busca explicar la realidad en la que estamos, para ello se vale de una gran variedad de artimañas y se sitúa en diferentes perspectivas para hacerlo. Busca responder a las preguntas básicas acerca de la naturaleza, el universo, el ser, el saber, el valor… El ¿Qué?; El ¿Cómo?; El ¿Por qué?; Y ¿Para qué?

Si nos damos cuenta, mucho de la tarea de la filosofía está incluida en la labor del diseño, como la hermenéutica, es decir, la interpretación de las cosas, también la semiótica, es decir, el significado que tienen los objetos en el entorno y más allá de eso, cómo el hombre interacciona con éstos para conocer el mundo y a su vez generar conocimiento. ¿Suena como que la filosofía se coló por allí?

La filosofía aplicada en el diseño aporta ventaja a quienes ponen su alma en crear, construir y dirigir productos digitales. A quienes tienen la responsabilidad de planificar un sistema de comunicación que influirá en como los usuarios interacción con el mundo y el modo en que lo perciben. Ayuda a poner sobre la mesa valores más allá del tener, más importantes que el mero disfrute y goze, valores humanistas.

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Por todo esto, cuando encontré en Linkedin el programa que impartirá el próximo mes de Febrero Máximo Gavete, que tiene por nombre: La filosofía como ventaja táctica no pude dejar de escapar la oportunidad de hacerme eco y compartirlo con todo aquel que le pueda interesar. No como una forma de promocionar el programa en sí, sino de promocionar lo que hay detrás, el valor de poner a la filosofía en juego dentro del diseño, una actitud humanista y multidisciplinar, con la convicción de que no hay sentido en el trabajo si no se consagra a algo más que la eficiencia.

Creo que estudiar y ejercer la filosofía nos hace automáticamente mejores diseñadores. La investigación se lleva un gran porcentaje del crédito para lograr un buen diseño, conocer los alcances y diferentes formas de investigar, recabar conocimientos o llamémosle “filosofar”, ejercen un impacto directo sobre los resultados que podemos lograr.

Dejemos de ver a la filosofía como un entramado de textos, ideas y explicaciones que no sirven para nada.

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